Según Miguel Zabalza la conjunción de los dos términos: qué es la materia y cómo se enseña, conlleva tanto un propósito y una fundamentación epistemológica y propedéutica como un compromiso didáctico de llevarlo a efecto de la mejor manera posible en las circunstancias que le ha tocado desenvolverse. Desde esta perspectiva, un Proyecto Docente asume un planteamiento curricular, lo que desborda el propio programa y le abre una perspectiva como «proyecto formativo integrado enmarcado en una institución y en un marco de regulaciones, expectativas y tradiciones», tal como refiriéramos en el segundo apartado de esta Unidad:
Como “proyecto”, se trata de algo pensado (para que sea racional, relevante y útil), formalizado en sus dimensiones y ámbitos fundamentales, público (puesto que se somete a juicio con otros) y explícita compromisos en cuanto tiene un carácter normativo una vez hecho público y aprobado.- Su carácter eminentemente “formativo” le exige que:
• desarrolle conocimientos de alto nivel, tanto en el ámbito científico–tecnológico como humano y social
• no olvide su necesaria orientación al ejercicio profesional, por lo que debe responder a ello y estar muy pendiente de las demandas de la sociedad;
• suponga también un paso en la preparación para el aprendizaje a lo largo de toda la vida;
• desarrolle habilidades y competencias genéricas de gran transferibilidad sin perder su oportuno rigor como para dotar de especialidad y
• que suponga también una mejora a nivel personal y social, que implique el dominio de una serie de competencias y el conducirse de acuerdo a un código deontológico profesional. - El carácter de “integral”, supone una ruptura con la tradicional concepción aislada y partidista de las asignaturas como compartimentos–estancos. El proyecto docente, en consecuencia, debe contemplar grandes bloques de contenidos e integrar estructuras de inclusión, relación y acceso con criterio a nuevas fuentes de información y documentación. En este sentido, el proyecto debe:
• estar incardinado orgánica y funcionalmente dentro un itinerario formativo y en un determinado plan de estudios;
• ofrecer analizadores comunes, válidos para diferentes materias y situaciones;
• rentabilizar el esfuerzo del alumnado para obtener beneficios en materias afines o que se ocupan de un mismo tema desde diferentes perspectivas;
• optimizar el trabajo insistiendo en contenidos y competencias de amplia transferencialidad; y
• constituirse en plataforma desde la que profundizar en cuantas posibilidades se abran para integrar el mundo profesional y universitario, la faceta docente e investigadora de la profesión y en la búsqueda de puntos de encuentro y debate en el seno de equipos docentes. - Mientras que estar “encuadrado en una institución y en un marco de regulaciones, expectativas y tradiciones” le supone:
• conocer los grandes fines de la educación superior y de la universidad en este momento y para una sociedad del conocimiento, entendiendo el contexto actual dentro de un proceso de transformación, en el que será relevante ubicarse dentro de una perspectiva de aprendizaje permanente a lo largo de toda la vida para afrontar los nuevos retos, como el de la profesionalización y la orientación al mercado sin olvidar el conocimiento y la promoción de la ciencia y la mejora crítica de la sociedad;
• ubicarse en los propios fines, escenarios y retos de la universidad que convoca la plaza y con las circunstancias particulares de la titulación, facultad, departamento y grupo de investigación en el que se va a desenvolver profesionalmente;
• y hacerlo de una manera respetuosa con la historia, la cultura, la norma y la trayectoria de todos ellos, sin obviar los posibles aportes del proyecto para la mejora de todo ello.
Sugerimos la lectura de este tema en el siguiente vínculo:
http://www.unesco.org/es/wche2009/resources/the-new-dynamics/
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