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Lic Carolina Romera



domingo, 4 de abril de 2010

HACIA UN PERFIL DE LAS COMPETENCIAS DOCENTES

La idea de focalizar en la elaboración de un perfil de competencias docentes responde a la necesidad de identificar elementos concretos para promover la formación de su claustro, asegurando el contar con un lenguaje común que les permita detectar más fácilmente áreas de mejora o carencias en su evolución. Este perfil constituye el conjunto de roles, conocimientos, habilidades y destrezas, actitudes y valores requeridos para el desarrollo de las funciones y tareas del profesorado universitario.

A continuación presentamos una propuesta que surge de diversos trabajos de investigación sobre competencias del profesorado, agrupada en seis áreas o dimensiones de competencias.


 

Competencias didácticas  

Demuestra dominio del contenido de su materia.

Incrementa la motivación de los estudiantes a través de su entusiasmo personal por la materia.

Competencias de planeamiento

Promueve el compromiso personal de los estudiantes con métodos de enseñanza centrados en el estudiante.

Selecciona el material del curso teniendo en cuenta los conocimientos previos, el nivel y los intereses del alumnado.

Competencias de gestión 

Propone, comunica y gestiona expectativas adecuadas de logros en el curso.

Consigue un ambiente de aprendizaje que favorezca un aprendizaje óptimo.

Competencias de presentación y comunicación  

Hace un uso correcto y eficaz del lenguaje oral y escrito.

Fomenta la cooperación y colaboración entre los estudiantes.

Competencias de evaluación y retroalimentación  

Ofrece de muy diferentes maneras un feedback adecuado a los estudiantes.

Desarrolla un enfoque reflexivo de la docencia a través de la continua evaluación y modificación de sus planteamientos docentes.

Competencias interpersonales

Demuestra que cree que todos los estudiantes son capaces de aprender.

Demuestra respeto y comprensión a todos los estudiantes.  


 

Miguel Ángel Zabalza, quien ha estudiado en profundidad el tema de las competencias docentes, afirma que muchas veces se hurga en las carencias y problemas sin brindar alternativas de mejoras; y, por lo tanto, ofrece diez cuestiones sobre las que indagar y en torno a las cuales analizar la actuación del profesor y establecer indicadores de calidad:

  • Diseño y planificación de la docencia con sentido de proyecto formativo (condición curricular).
  • Organización de las condiciones y del ambiente de trabajo (espacios físicos, la disposición de los recursos, etc.).
  • Selección de contenidos interesantes y forma de presentación de los mismos.
  • Materiales de apoyo a los estudiantes (guías, dossieres, información complementaria).
  • Metodología didáctica.
  • Incorporación de nuevas tecnologías y recursos diversos.
  • Atención personal y sistemas de apoyo a los estudiantes.
  • Estrategias de coordinación con los colegas.
  • Sistemas de evaluación utilizados.
  • Mecanismos de revisión del proceso.


 

Rodríguez Espinar, por otro lado, sostiene que el buen docente universitario ha de dar muestras de competencia, es decir:

  • Tener el dominio pertinente del saber de su campo disciplinar. No es cuestión de saber mucho de todo (sabio), ni mucho de un tema (especialista), sino el conocer cómo se genera y difunde el conocimiento en el campo disciplinar en el que se inserta la enseñanza, a fin de poder no sólo estar al día (up-to-date) de los temas relevantes, sino ofrecer los criterios de validación del conocimiento que se difunde.
  • Ser reflexivo, e investigar e indagar sobre su propia práctica docente. Debería establecer la conexión entre la generación de dos tipos de conocimiento: el disciplinar y el pedagógico (proceso de enseñanza-aprendizaje).
  • Dominar las herramientas de diseño, planificación y gestión del curriculum, no tanto como actividad en solitario, sino en colaboración con los equipos y unidades de docencia.
  • Estar motivado por la innovación docente; es decir, abierto a la consideración de nuevas alternativas de mejora como consecuencia de la aparición de nuevos escenarios.
  • Saber ser facilitador del aprendizaje, y tomar en consideración no sólo la individualidad del estudiante y su autonomía para aprender, sino también la situación grupal, y manejarla para generar un clima de motivación por un aprendizaje de calidad.
  • Trabajar en colaboración, en la medida que asume la necesidad del trabajo en equipo docente como vía para dar respuesta a las múltiples demandas que el contexto genera. Asimismo, debe ser capaz de potenciar un clima de aprendizaje colaborativo entre los propios estudiantes.
  • Ser tutor del proceso de aprendizaje del estudiante, y establecer las relaciones y la comunicación interpersonal que reclama la función de tutor.
  • Ser profesionalmente ético. Lo que implica: asumir un compromiso institucional y social, cumplir las obligaciones contractuales, y ser justo en la valoración de los demás.


 

En términos generales, es imprescindible resaltar el lugar de la práctica reflexiva en el desarrollo de las competencias, dado que brinda la posibilidad permanente de enmarcar la actuación docente más allá de las condiciones establecidas por el entorno institucional. Tal como afirma Perrenoud, la autonomía y la responsabilidad de profesional no se entiende sin una gran capacidad de reflexión en la acción y sobre la acción. Esta capacidad está en el interior del desarrollo permanente, según la propia experiencia, las competencias y los conocimientos profesionales de cada uno.


 

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